Actually Love

Dicen que la mejor manera de escribir es cuando uno (en mi caso una) se encuentra nostálgico. Si ese es el caso prometo escribir un post magnífico.

Love Actually, como en realidad se titula la película que recién acabo de ver, me ha dejado así, con lágrimas en los ojos, nostálgica… y más que nostálgica diría triste, anhelante. Creo que demasiado, al menos lo suficiente como para llamar a mi padre y comenzar a decirle cursilerías. Es demasiado tiempo sin verlo, a veces 5 años se sienten muy pesados; especialmente cuando se ven películas como esta, que como bonus extra posee un excelente elenco (Liam Neeson, Keira Knightly, Bill Nighy, Rodrigo Santoro, Colin Firth, Gregor Fisher, Hugh Grant y otros grandes).

El film trata acerca del amor en casi todas sus variantes: matrimonios, noviazgos, amistades, relaciones entre padres e hijos, amores platónicos… en fin, varias aristas de un mismo cubo. Es un clásico del cine, uno de esos filmes que hay que ver, que hay que escuchar, que te hace sufrir, que definitivamente te hace reír, que también te hace pensar, que puede hacerte llorar (al menos en mi caso), pero que, al final, te deja con deseos de creer… con deseos de amar.

“Cuando me siento melancólico acerca de la situación del mundo pienso en las puertas de arribo del aeropuerto de Heathrow. La opinión general tiende a señalar que vivimos en un mundo de odio y avaricia… pero yo no lo veo así.
Para mí, el amor está en todas partes.
A menudo no se le dignifica mucho, ni es objeto de noticia. Siempre está ahí.
Padres e hijos, madres e hijas, esposos y esposas, novios, novias, viejos amigos…

Cuando los aviones impactaron en las Torres Gemelas ninguna de las llamadas desde el avión fueron mensajes de odio o venganza, eran todos mensajes de amor. Si echan un vistazo, tengo la corazonada de que descubrirán que el amor, en realidad, está en todas partes.”

Love Actually, primera escena.