Hoy, en una de esas canciones que ponen en la radio y casi nunca escucho, se me coló una de esas frases tan abstractas que por lo maravillosa debiera ser real: Vamos a subastar el Nobel a los que sufren de mal de amores.
¿Cómo no se nos había ocurrido antes? ¡Eso es precisamente lo que debiéramos hacer! Ofrecerles premios a los tristes, a los que arrastran decepciones. Donarles millones a los huérfanos. Regalarles guitarras a los pesimistas. Intercambiar depresiones por orgasmos.
¿De qué nos vale enaltecer a los felices? En todo caso convendría sancionarlos. Penarlos por la risa, por la calma, por la despreocupación. Necesitamos cárceles llenas de satisfechos. Esos personajes que andan por la vida destilando dicha fueron los que proclamaron una vez que saborear una lágrima era considerado acto de traición.
Me encanta esta idea!~
Pues a ponerla en práctica!! 🙂
;)!
fuck those guys 😛
Eso!! a matarlos a todos!!!
Una propuesta muy generosa (como todas las tuyas) viniendo de un ser radiante como tú. Supongo que los rulfianos del mundo te agradecemos más. Un abrazo.
Ay Kikito del alma… a veces ni tan radiante.
Muy buena idea la tuya, regalar buenos momentos que tanta falta nos hace…Lo de los orgasmos, es genial 😉
Y te dejo una pregunta, ¿conoces a alguien que no guarde alguna decepción) Yo no, asi que venga, regalos para todos.
Un saludo
A lo mejor alguna, Ana. Pero en todo caso, nadie que se haya enamorado. Ya lo dijo Iribarren:
Enamorarse no tiene
mayor mérito.
Lo realmente difícil
-no conozco
ningún caso-,
es salir entero
de una historia de amor.
Adelante, apoyo la moción!
http://www.casadellibro.com/libro-contra-la-felicidad-en-defensa-de-la-melancolia/9788430606610/1190053
Gracias