Hoy no quiero regalarle odas a la tristeza ni dedicarle un minuto a la agonía. Hoy le regalo un poema de amor a mi sombra y le sonrío cómplice al autor. Al fin y al cabo de bravo este tiene solamente el nombre.
Cuando estemos de nuevo con nosotros
Cuando estemos de nuevo con nosotros
contándonos los gestos,
cuando estemos hablando de las gentes
a quienes más queremos,
quédate, por favor, mirando el surco
que dejan tus dos ojos en mis huesos.
Y dame lo que puedas de tu alma,
lo que no necesites de tu afecto,
lo que logres sacar sin sacrificio
de tu casa de sueños.
Yo tomaré, de fiesta, lo que quieras,
aunque sea el milagrillo más pequeño.
No es que yo sea mendigo,
es que cualquier amor es amor bueno.
Oye Mar, estoy algo preocupado.Bueno,no hay que exagerar;pero te noto triste.Mira a tu alrededor y regalate algunas alegrias.Saludos.
Estoy en eso Jose… estoy en eso.
el surco
que dejan tus dos ojos en mis huesos.
Vaya, eso es llegar profundo. Volvemos siempre sobre lo mismo: lo ideal es poder mirar así pero también ser mirado de esa manera ¡pero qué difícil que es! Aun así, sigamos esperanzados.
Cariños.
Sucede poco, pero sucede. Yo doy fé de ello.
Un abrazo eterno para ti.
amor del bueno, del que duele hasta los huesos…que ese amor te desborde todo el tiempo querida, aunque venga contagiado de tristezas y sus correspondientes alegrías….
decir amor y es decir todas esas cosas…
Un abrazo Carlos.
y cualquier hermana es querible. te quieroooooooooooo