Sonó la música y bailé despojándome de los absurdos complejos del color de la piel. Los tambores movían mis caderas y las congas me estremecían los hombros. La saya, alada, con vida propia, rozaba con sus pliegues las manos que, enloquecidas, acariciaban el cuerpo de arriba abajo. El pelo se escapaba, enmarañado y rubio, de la red ingenua que intentaba apresarlo y los pies descalzos barrían el suelo en busca del frío tacto que desprendían las lozas.
Rodé de mano en mano, de brazo en brazo, me ofrendaron en ron, aguardiente, café, tabaco. Fui blanca, negra, mulata, china. Me convertí en diosa, ñáñigo, espíritu encarnado. Alcancé toda la escala de los tamaños y fui a la vez voluptuosa y delgada.
Sonó la música y al bailar, la sangre se me llenó de historias viejas de vidas pasadas.
Yo mejor me espero a los “agarraos”.
a los “agarraos”??
Si, los lentos, no sé como los llamais alli, esos de bailar abrazados y con el disimulo tocar el culo.
con disimulo?? pufffff… te crees tú… aquí ya ni se molestan en pretender. Bailar es sinónimo de tocar el culo. 🙂
Pues yo de joven, que ahora ya no bailo esas cosas, alguna me he ganado por hacerlo 😀
Es que aqui, en el Pais Vasco, el tema estaba y supongo que estará, complicado, las mujeres son durillas.
eso… las mujeres al poder
me parece muy bueno ese baño de pueblo, y a mi que me encanta, y si, se torna semianacronico ver a este gigante blanco en esos bembes pero cuando se suelta el negro que llevo dentro, ja, no hay Dios que me pare, por eso, el sabado pal cajon…apuntense
im back again, i feal inspired!!!
yeyyyyyy!!! volviste!!!
candela colorá¡¡¡¡
pues a mi me encanta eso de perder el aire detrás del ritmo de un tambor. en ese momento nadie piensa en pasillos ni en hacerlo bien o mal. es el llamado de la sangre.
así mismo… la sangre.
El mar de casualidades que rige mi andar, me arroja este mediodia a este blog, que me ha gustado bastante, un saludo lindas palabras.
Gracias por la visita y el comentario… se espera el retorno.
Me has traído recuerdos de tierras mas calientes, donde el baile es un arte y un gusto ver bailar a quien sabe y lo lleva dentro. En fin, aquí dan pena, ya que en realidad poca gente baila por bailar. Saludos
Una pena realmente lo que me cuentas. Afortunadamente esta isla lo que más tiene es eso… sangre musical 🙂