El hijo de Pilar y Daniel Weinberg fue bautizado en la costanera. Y en el bautismo le enseñaron lo sagrado.
Recibió una caracola: -Para que aprendas a amar el agua.
Abrieron la jaula de un pájaro preso: -Para que aprendas a amar el aire.
Le dieron una flor malvón: –Para que aprendas a amar la tierra.
Y también le dieron una botellita cerrada:
-No la abras, nunca. Para que aprendas a amar el misterio.
Galeano siempre deja en sus historias un pedazo de alma, un trozo de fe, un trozo de esperanza. Por eso, cuando leí este cuento, solo recordé a aquella niña de ojos oscuros que siendo pequeña sostuve en mis brazos. Esta historia es para mi prima, para mi hermana de sueños castaños, lo único que lamento es no habérsela regalado antes.
Tengo un libro de Galeano esperándome. Aún no sé qué encontraré en él, pero me alegra saber que me está esperando, y ahora me alegra un algo más.
Sí, es extraordinario vivir entre los libros, merodeándolos, descubriendo sus secretos, acariciando sus márgenes en blanco. Ahí todavía hay una historia secreta.
Saludos
Juan, Galeano es simplemente genial… seguro que te pierdes entre sus letras.
Espero que, después que lo leas, nos regales a nosotros tus cuentos.
Ese estaba marcado, sabía que te gustaria.
trampaaaa!!!
genial Galeano, tiene un estilo tan propio que es inconfundible, y genial tambien tu por recordarnolos
Galeano es un escritor enorme, capaz de denunciar los crímenes atroces que suceden en este lado del mundo, pero también capaz de hacernos soñar de manera sencilla y maravillosa, como en muchos de sus escritos, un enfermo del fútbol y por eso lo leo aún con más entusiasmo.
Saludos desde Bogotá
Yo me leí una antología de sus cuentos la semana pasada… a mí me encanta como escribe.
Tengo planeado, de vez en cuando, subir algunas de sus historias.
Espero volverte a ver entre ellas.
Precioso. Frecuento más a Galeano por lo otro y leo menos literatura en general. Y no debería. Este texto en su brevedad y sencillez me ha estremecido. Dime un título de Galeano, que no pueda no leer.